Javi Guerra y poco más

El conjunto blanquivioleta no conoce aún la derrota en su estadio. El sentido común dicta que, al margen del juego exhibido, el ascenso se labra por no dejar que los puntos escapen de casa.

Hoy fue una tarde de esas muchas que aguardan a los aficionados locales, por el juego pero esperemos que también por el resultado. La U.D. Salamanca fue ese rival incómodo que se preveía, a gusto con su rol de visitante, bien plantado sobre el terreno de juego y en espera atenta a la primera ocasión que se le ponga por delante.

Así transcurrieron los primeros 45 minutos. El Pucela quería llevar la iniciativa pero, en la práctica, fue el conjunto charro el que gozó de mejores oportunidades. Sobre todo en una falta lateral botada por Perico que ni Moratón ni Zamora acertaron a rematar a gol.

En la reanudación, el cansancio acumulado hizo mella en los de Cano al tiempo que el Real Valladolid salió decidido a por la victoria. Antes de que Javi Guerra marcara las diferencias en el 70, Jacobo tuvo que salvar el 0-1 en un mano a mano con Kike.

La ocasión marrada por el canterano blanquivioleta contrastó, instantes después, con la eficacia del -posiblemente- mejor delantero de la categoría. En la única vez que apareció en todo el choque, Javi Guerra demostró por qué merece ese calificativo y la condición de imprescindible en el once de Gómez.

Keita percutió por banda derecha -una constante local en toda la segunda parte- y sirvió para que Guerra matase a la Unión desde dentro del área. El golpe fue mortal para el equipo salmantino que no supo reponerse de ahí al pitido final.

Tres nuevos puntos, que sirven para seguir en la lucha por el ascenso, a la espera de que el Real Valladolid logre hacerse tanto o más fuerte fuera de Zorrilla como dentro de él.